viernes, 26 de agosto de 2011

LA SERPIENTE


 El aprendizaje del ser humano es tan amplio y a la vez tan absurdo....:cuando creemos conocer perdemos la cabeza o sucumbimos. Toda una vida de aprendizaje sin llegar a educarnos del todo, porque todo está vivo; todo está en continuo movimiento y lo que creemos aprender hoy, mañana ya no nos sirve; y no digamos con las personas... que cambian a cada instante. La mejor postura es la del observador desde lo alto de su torre, silencioso ante el impío bullicio tecnócrata, olvidándose de su origen animal pero demostrandolo a su vez en cada acto de egoismo: no podemos renunciar a lo que somos, ni renegar, siempre seremos primitivos por mucha tecnología que desarrollemos para disfrazar el  mundo.
   Iremos siempre en busca de nuestras necesidades básicas, por mucha ornamentacion exterior que nos pongamos y abriguemos nuestras mentes con engaños: somos y seremos unos monos asustados que chillan y saltan despavoridos, nerviosos y sin rumbo con cada ruido o sorpresa que provoque un sobresalto en el corazón y una llama en el espíritu.
   Somos bailarines, pero trenzamos una cabriola desemejante a la danza de los planetas: ya que la suya es perfecta y monótona; y la nuestra torpe e inesperada. Y bailamos tan torpemente porque no conocemos dónde pisamos y cuando queremos mirar dónde hemos pisado el suelo se borra y se mueve para que volvamos a pisar,  sin conocer ni siquiera el nuevo sitio dónde hollar. Hay gente que pisará con los dos pies, con gallardía, pero si pisan mal la caida será mas dura; otros sin embargo preferiran tantear por si se mueve o si es seguro, pero también pueden mientras caer de donde estaban sujetos. Es una danza obligada por los temblores del suelo, por eso es torpe; y tiene un ritmo tambien impuesto, aunque creamos que sale de nosotros.
   Y mientras bailamos, vemos cómo sale el sol y se pone, cómo nos gustan cada vez más los amaneceres rojos, sentir la lluvia, el viento y abrir los brazos creyendo por un instante que poseemos todo. Y entonces la vemos...
   Seguimos a esa gran serpiente, mientras bailamos:ese era el objetivo de la danza....Todos vamos detrás, con nuestros torpes movimientos. Cuando parece que lleva una direcicón fija...: gira de repente y hace que los bailarines se desorienten. Por mucho que intentemos averiguar su oscilación, siempre nos sorprenderá. Finalmente, los mejores conseguirán adaptarse al ritmo, aunque cada vez cueste más porque el tiempo nos va deblitando y, cuando creemos haber pasado todas sus pruebas, la enorme e imprevisible serpiente caerá al vacio con nosotros detrás, matándose ella con cada uno de nosotros. 

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