jueves, 2 de octubre de 2014

SIGNOS

   
   Dentro de su semiinconsciencia, se sabía señalado….
   Marcado por el dibujo del adoquín del suelo en su mejilla después de la paliza; tocado por la humillación y degradación; pisoteado por el destino; ribeteado por las huellas del caucho de las botas militares; elegido y designado por el sorteo del infortunio; esbozado por la umbría de los barrotes de distintas cárceles; condecorado por la agonía y el sufrimiento y, tatuado en su pecho con aquel nombre de mujer que su alma embebía. Por muchos dedos espectrales él se sabía destacado….
  ¿Y qué le quedaba? ¿Por qué en tan breve intervalo había cambiado todo?  Sólo le quedaba su última reflexión, agarrarse a su locura y a su nihilismo para que le diera fuerzas para cerrar su adiós.  ¿Dios era la solución ?Dios había creado al hombre (según decían) y el hombre era un asesino (por lo que él veía) entonces Dios era también un asesino ?O, si permitía esto ¿sería cómplice de asesinato? ¿Le importaba su creación o simplemente observaba como se destruían olvidando el sufrimiento y despreciando su defectuoso trabajo ?Él siempre había utilizado más su parte derecha del cerebro ¿por qué estaba ahora usando la izquierda ?No, Dios no existía y si en algún momento lo había hecho se habría dedicado a otros mundos, abandonando su juguete roto. Un hombre no sabe que es un asesino hasta que no mata por primera vez y todas las personas bajo determinadas circunstancias son capaces de matar, aunque para muchas  no sea necesario. Pero, esta gente parecía disfrutar con ello ¿jugaban a ser Dios en ausencia de éste?
   ¿Quién decidía la suerte, el lugar de nacimiento, la época, el momento, las circunstancias? Todo ello asegura una vida bien distinta. ¿Quién o qué decide por nosotros e influye en esta decisión? ¿Es una cuestión de actitud o de aptitud?
   Él se había sentido siempre acompañado por la luna, incluso de día. Cuando algo iluminaba su vida era por luces artificiales o por la luz de una luna en su máximo esplendor que por mucho que brille nunca lo hará como la luz del día. ¿Pero qué había pasado ?Esto era demasiado, una estúpida confusión, él ni siquiera era judío.  El diálogo no era equiparable; él se intentaba explicar y la respuesta era un golpe, hasta dejarlo tendido en el suelo como estaba, sin fuerzas, sin sentir media parte del cuerpo, en aquel largo  y eclipsado pasillo que era como su vida. Rodeado de los barrotes que siempre había tenido de ornamento. Nada era nuevo, ni siquiera le sorprendía la situación o se sentía extraño. La solución estaba ahí, al final, donde se fundiría con lo lóbrego, donde le atraía su ser: lo oscuro llama a lo oscuro, no había suficiente luz para todos. La muerte es menos dolorosa para los animales nocturnos….
   Todo había parecido cambiar para él, había encontrado el amor e iba a casarse, ella era irradiación y destello y,  durante ese tiempo todo salía bien. Aquel arrepentimiento repentino, aquellas dudas, aquel desenlace fatal que nunca hubiera imaginado, igual la noche y el día no debieran casar. Ella le mató con sus luminosas palabras que traían la ceguera, igual que lo tenebroso. Ahora no podía pensar en otra cosa, estaba fuera de su situación actual, ni siquiera le preocupaba, sólo tenía pensamientos para ella; la noche enamorada del día, quizá por su disparidad. Imaginaba conversaciones con ella (reales e imaginarias) en la que le decía todo lo que siempre hubiera querido decirle y ella le escuchaba. Y para despedirse, con el dedo en el suelo, comenzó a escribir una carta para ella con la que poder limpiarse por dentro. La manera que mejor creía de pasar los últimos momentos.
   Su dedo rasgado por el roce  contra el suelo terroso iba haciendo que aquella carta imaginaria se escribiera con grabados de sangre,  palabras encima de palabras, ilegibles pero necesarias, que le sacaban de una cárcel exterior en la que no se encontraba.
   Cuando pudo poner aquel punto y final, dos hombres le sacaron del pasillo y le levantaron del suelo en el que yacía y ,por primera vez, le hablaron en tono amable indicándole que le llevaban a las duchas…Con los pies arrastrando y casi sin visión podía observar las miradas de preocupación de aquellas personas hacinadas en sus cuartos. Él se sentía por encima de todos, si se preocupaban es porque pensaban que les quedaba alguna esperanza. Él no la tenía porque ella había muerto y él también. No podían quitarle el traje de la vida ni quitarle de encima la luna que le robaba ahora los días y las noches…
   Comenzó a reírse a carcajadas, todos le miraban atónitos….
-Estúpidos ¿queréis engañarme? ¿Matarme? Jajajajajajajaja . Ya estoy muerto !
   Y comenzó a aspirar el cianuro de hidrógeno dando bocanadas como si de  aire fresco se tratase, notando cómo ese aire limpiaba y borraba y cómo arrastraba y se llevaba todos sus estigmas…
    


martes, 15 de enero de 2013

ILUSIÓN


   Fácil no es nada. Es cómodo tropezar en la más desplomadora de las desilusiones; esa vieja enemiga que nos bloquea con su ponzoñoso saludo repetitivo, tan conocida ya, dejándonos tumbados sin fuerzas en esa balsa que va al mar adentro de la desidia. Aun es más fácil tumbarse apaleado y agotado en una alfombra sin suelo que nos absorbe, nos envuelve y nos hace rodar como un yoyo cuando se vuelve a abrir en una nueva habitación lóbrega del destino: nada es fácil.
   Difícil es vivir y estar en manos del azar y el descontrol, de la derrota y la sumisión, de la experta inexperiencia que nos resume el viaje recorrido con altas dosis de realidad y crudeza y nos hace tiritar de frío al sol y de miedo a la luz. Difícil es soportar que se hace de noche en el laberinto y el nuevo día sólo te susurrará al nacer, con la voz de su viento, que sigues perdido. Y comienzas a desesperar….
   Fácil es lo difícil. Teniendo en cuenta que tenemos la cámara que rodará nuestra película a nuestro antojo y aunque el guion no sea demasiado bueno siempre podremos distorsionar la percepción sensorial, jugar con los sentidos y llegar a una realidad distinta, a disfrazarla con el traje que nosotros queramos, provocando efectos ilusorios: la realidad será nuestra propia ilusión.
   Difícil es saber encontrar esta nueva opción liberadora, que todos poseemos y a penas exploramos/explotamos/exponemos/explicamos, por vivir en una ficticia realidad impuesta a la que consideramos verdadera, tan deshumanizada y que se aleja tanto de nosotros mismos, con valores absurdos y superficiales. Sin darnos cuenta que, la auténtica realidad, la llevamos dentro, que somos los directores, cada uno describimos la nuestra: la realidad no es lo que hay fuera, si no la personal e interior, nuestro mundo, y nuestros ojos serán el espejo que decida lo que reflejar...
   Fácil será ahora pasar desde esas ilusiones creadas a buscar la ilusión, ahora como deseo que da vida a la ficción. La ilusión será el alimento y motor de la vida. Ésta será el sustento diario que nos hará tener remos en la balsa, alas en la alfombra y risas en el miedo; disfrutar correteando de los senderos del laberinto sin que la necesidad de intentar buscar una salida nos estropee el momento.
   Difícil será abandonar esta adicción que cambiará la película, con un argumento abierto y distintos géneros. Y aun sabiendo que igualmente acaba e inevitable será el the end, nos hará disfrutar de ella mientras dure con ilusiones e ilusiones. Tomaremos los deseos y solamente los soltaremos cuando tengamos otros agarrados y aunque se escapen ( que se escapan como escurridizos peces) y desvanezcan la mayoría por el camino, solamente con el hecho de haber existido  habrán servido de asidero para aferrar el que se hará realidad.
   Fácil será ahora empezar a andar, aunque no el camino, que aun estando lleno de piedras, curvas y con un paisaje negro, en nosotros estará el ir observando como va cambiando, irá mudando la piel de escamas con cada uno de nuestros pasos e irá transformando el blanco y negro a los colores más vivos que vayamos imaginando….

martes, 1 de mayo de 2012

LAS FLORES NEGRAS


   Todos tenemos nuestra casa donde ocultarnos y nuestro jardín donde lucirnos. No sólo para que nosotros lo veamos bonito; sino para que los demás lo admiren. Buscamos  del sol, su energía luminosa: la clorofila lo ansía y forma la fotosíntesis. Nos fascinamos al ver la hermosura de las plantas balanceadas por un viento ligero en consonancia con el brillo del sol descubriendo su encanto: contemplamos la vida.
   Nosotros percibimos el paisaje desde nuestra ventana. ¿Pero que sucedería si un día nos asomamos y no hay sol? El paisaje sigue ahí, pero oscuro y desnutrido. La belleza que nos mostraba el sol ahora es imperceptible y despunta nuestra calma suplicándole al cielo la luz gratuita para poder amamantarnos de sublimidad.
   Aguzamos nuestros sentidos para ver sin la luz, pero cuesta…En lo alto de la casa hay una gárgola que nos observa girando la cabeza a nuestro paso. El estetoscopio de lo sensible nos avisa de que las pulsaciones se disparan; las mariposas han sido sustituidas por pájaros de mal agüero que se posan en las ramas monocromáticas. El arrogante y travieso destino se frota los ojos frente al cristal que lo refleja: necesita calor.       
   Y pensamos....
  
   Te esperaré sentado; pues me cansé de hacerlo de pie, esperando también al sol que te llevaste y al tiempo olvidado invisible sin resplandores. La lluvia ha caído, la luna ha brillado y en mi jardín oscuro han brotado unas flores negras, en consonancia con el vergel. Igual de bonito aunque más triste; igual de frondoso aunque no tan verdoso y con flores a miles…
   ¿Y quién ha dicho y por qué que en la oscuridad  y en la tristeza de la noche no puede un jardín crecer? Bello. Flores  con lágrimas regadas, bajo el frio calor de la luna llena. Y saldré de la casa para fundirme con las plantas, creciendo, junto al brotar de mi jardín donde el cantar de la vida fue silenciado por el pausado y vigilante ulular de los búhos.
   Y ahora, silban  las manos del viento al arrullar las flores de la memoria; y suenan antiguas canciones con pétalos de sueños esparcidos, sumergidos en la arena de los relojes, cuando la policromía comenzaba a perder intensidad con los primeros desengaños.
   Se fue el sol sí, pero salió la luna para mostrar la realidad de manera más sobria y sombría. E intentando enfocar otra vez y tanteando roer pedazos de felicidad del cepo de tu jardín, me quedé dormido soñando con lo que no fue….
   Y ahora; intentando ver belleza en la tristeza; intentando ver dulzura en la penumbra: intentaré ver a oscuras. Flores enlutadas de pétalos que quisieron ser alas y no pudieron volar por las raíces del suelo. Como una mariposa sabiamente infausta que observa su pasado de oruga colorida e inocente.
   Dicen que el color blanco es la suma de todos los colores y que el negro es la ausencia de color, pero esta hierba oscura en la que permanezco tumbado, ornamenta y acompaña  el olor de la tristeza y belleza de las flores negras.
   Y mi mirar brillará al observar el encanto que guarda la opacidad, como los ojos del gato que ven en la oscuridad….

miércoles, 29 de febrero de 2012

PRISIONERO DEL TIEMPO

   
  
 Ya desde pequeño sintió atracción por los relojes, más concretamente por uno. Su primer reloj se lo regalaron con tan solo ocho años; era un reloj mecánico, no era muy preciso y retrasaba pero él lo miraba absorto constantemente: su marca, cómo se movían los minuteros y segunderos, el sonido que hacía cuando todo quedaba en silencio, el cambio de color que obtenía su esfera cuando le daba la luz del sol…los colores verde, azul y amarillo correteaban por aquella esfera sorteando las agujas. Podría decirse que era su mayor tesoro, aunque lo que más llegaría a maravillarle es que aquel dije también servía para calibrar momentos.
   La forma tan elegante de indicar el transcurso de un segundo le hacía meditar cuando observaba aquella pequeña joya,de la cual, se sentía afortunado por poseer. Sostenía en sus manos el mayor invento realizado por el hombre, nunca algo tan pequeño podía contener tanto: belleza exterior y maquinaria calculadora interior. Tenía el conocimiento del transcurrir del tiempo y solía jugar a mirar el reloj y decir: -ahora estoy aquí. –Y dejar pasar un lapso, un día y a veces años, volver a recordar el periodo inicial y pensar:-Y ahora estoy aquí.                   


   Era evidente que el tiempo pasaba y así vio él pasar su infancia entre diversos relojes; sus maravillas; sus amigos; sus juguetes: su todo, nunca se cansaba de mirarlos, observarlos y examinarlos y nunca eran suficientes.
   Cuando se hizo adulto todas las carencias de su vida las compensaba con la gran colección de narradores del tiempo, todos relataban la misma historia, aunque de diferente manera contada. Aquella compilación no sólo disponía de relojes de pulsera( analógicos y digitales, mecánicos de cuerda, pulso o de pila), también contaba con relojes de arena, relojes de pared, relojes de sol, cronómetros, relojes de bolsillo, relojes japoneses, relojes cucú, relojes de salón, clepsidras o relojes de agua etc. En cada viaje  compraba uno o varios relojes de distintas partes del mundo para hacer su colección más completa.

   Algunos dicen que  terminó enloqueciendo; otros que nunca regresó de uno de sus viajes, pero lo cierto es que un buen día se obstinó en la idea de, de alguna manera, congelar el tiempo; estuvo dándole vueltas a esa ocurrencia varios años hasta que finalmente llegó por si mismo a tener la certeza de su disparate.
    Pensaba constantemente en el paso del tiempo, desde niño y al cabo de los años se convirtió en obsesión; intentaba recordar sucesos y se daba cuenta de que nada tenía sentido, lo que había pasado no existía, lo que estaba pasando dejaría de existir y lo que estaba por suceder algún día transitaría . Los recuerdos y la memoria(fotogramas absurdos que se distorsionan) son un mecanismo de defensa que tiene el ser humano válido para el aprendizaje y/o  el  soslayar reincidir en  errores ( aunque falla), el tiempo realmente sólo existía porque era calculado: el aparato que servía para medirlo  era quien le confería poder  y le dotaba de vida: el tiempo se hacía más fuerte con los sonidos de los relojes en movimiento que bordeaban el planeta.
   Y así es como poco a poco, igual que personificaba a sus relojes, empezó a personificar al protagonista de sus mediciones y fue llegando a la conclusión de que podría engañar al tiempo. Y quien mejor que él, que era admirador y ya  empezaba a escuchar sus estertores a modo de ventisca arrasadora.
     Se le ocurrió ir a su casa del pantano y llevarse allí todos sus relojes (la terea le llevó varios días), actuar como el tiempo (con pasividad), y así, oculto entre sus medidores, éste no notaría su presencia y no lo reconocería con tan buen camuflaje. Y allí permaneció sentado en su tresillo, inmóvil, escuchando aquella coiné de tic-tacs, concentrado en el mimetismo, en la amalgama, acompañado de sus más íntimos fetiches vivos, escuchando el monólogo de cada uno.

    Sabía en cada momento la hora que era, el minuto exacto, el segundo; si cerraba los ojos aun lo sabía (podía sentir el mecanismo de engranajes en su interior); si daba alguna cabezada, nada más despertar lo sabía sin abrir los ojos. Empezó a notar su propio mecanismo interior (sus ojos eran cristal, sus manos manecillas, su cabeza bisel, su nariz era corona, su corazón mainspring, su cabeza era caso), él era uno más entre ellos, el tiempo no vendría a buscarlo allí. Cuando quiso darse cuenta se había convertido en un reloj( al menos en su mente, pero para él la realidad era la de su mente no la del mundo exterior). Y dejó de pensar, sólo escuchaba su tic-tac interno y las acompasadas melodías de sus compañeros de coro. Y  como los relojes no comen; no sienten;  no duermen, sólo funcionan, permaneció impasible, sentado en silencio entre tanta belleza visual y acústica, sintiéndose uno más. Y allí se quedó sentado, sin hacer nada, sólo funcionando, sólo sabiendo la hora; como la sabían sus sincronizados camaradas, escuchando su murmullo, sintiéndose tiempo….
   Y yo pude ver como terminaba aquello, y como fue terminando poco a poco para todos nosotros, congelándose el tiempo con cada aguja parada; y sin embargo, yo le hubiera concedido su deseo y me hubiera cambiado por él, sin dudarlo, sin dudarlo ni un segundo…ni un segundo de mi segundero.     

domingo, 25 de diciembre de 2011

EL ODIO


El odio se engendra en los contornos del alma,
y  te hace aborrecer las cosas que no amas.
Yo odio la falsa modestia de engreídos embusteros,
si al hablar tú me susurras: de mi afecto te destierro.
Odio la vida y la muerte; también el pensamiento;
los agudos sentidos, el yo, el sentimiento.
Odio la noche y el día, el mar, la montaña, el viento,
el calor, el frío, las nubes; también el paso del tiempo.
El conformismo odio yo, igual que lo complejo;
también odio lo simple, lo joven y lo añejo.
En el remordimiento del odio, entre el cielo y el infierno,
tan odioso es el que odia, como el odio que te tengo.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

MIRADAS


   Todo comienza con una mirada, cuando levantas la cabeza y notas que alguien te observa… cuando dos miradas se trenzan, o nos sentimos contemplados; o la última  mirada decide una resolución. Es ingente el lenguaje no verbal que hay dentro de una mirada, los ojos no sólo sirven para ver si no también para expresar. 

   Miradas de hielo, miradas de acero, tímidas miradas…

   Todo se empieza a gestar en el ojo, tanto la recepción de la información, como el impacto que nos provoca,  así como nuestra respuesta al exterior. Sería como respirar, continuamente inhalamos información y exhalamos sentimientos.

    Miradas contemplativas, miradas reflexivas, miradas…

   El ojo sería como un huevo gestado por una visión. Dentro se mezclarían en la clara sentimientos e impresiones, unidos al estado de ánimo, para llegar a la incubación de esta ovípara reproducción. Todo comienza con una mirada  gestada, nadando en la albúmina del alma… 
        Al desplegar los párpados rompemos el cascarón y nacerá la observación, la selección, y abriremos la entrada. Lo percibido volará a la memoria perdiendo información, quedando a veces distorsionado. Si el interés es bajo se esfumará rápidamente, quedando olvidada; si el interés es alto se incubará, los aleteos serán firmes y permanecerá enjaulado.

   Miradas tiernas, miradas soberbias, ovíparas miradas...

   Hay cosas que desearías no haber visto y otras que más tiempo perduraran observadas. A lo largo de una vida millones de personas nos habrán observado, de esas, pocas, habrán formado parte de nuestras vidas; algunas de mirarnos se cansaron; y con otras cerramos nosotros los ojos y miramos para otro lado. Ojalá detectásemos la luz tan sabios como el ojo, que es un mero informante, a través de la retina. Aunque no hay nada que nos dé tanta información como observar a otra mirada.

    Miradas fugaces, miradas rapaces, miradas milanas…

   Hay miradas que se cruzan parlantes, cómplices o por el contrario esquivas o trabadas; turbadas  o que  no dicen nada.
  
Miradas de dolor, miradas de angustia, miradas de rabia, miradas….

   Casi todos tenemos la capacidad de ver, pero no todos la de mirar, existen ciegos de ojos abiertos y visionarios de párpados tapiados. A veces mirando al suelo podemos ver el cielo reflejado en un charco…

   Miradas de envidia, miradas de lujuria, miradas de rabia…
  Miradas abiertas que confinan secretos,
miradas oscuras que aprehenden venenos, miradas…


   Miradas  con conexión de personas desconectadas,
miradas atribuladas de recuerdos alimentadas.
Miradas que vuelan bajo para posarse en tu rama,
miradas que soplan las chispas para recuperar la llama.

   Miradas de fuego, miradas al miedo, miradas de reptiles,
miradas que en sus contornos denotan tus abriles.
Miradas exploradoras que nos olfatean, descaradas miradas,
miradas que siendo mudas te susurran mil palabras.

   Miradas engalanadas, frías y sintéticas,
miradas de cara lavada de simpatía y belleza.
Miradas que mecen su ira por el vaivén de los nervios,
miradas que esconden  tormentas bajo el azul de los cielos.


   …y cuando en un punto fijo clavas tu mirada sin enfocar nada concreto…ojeas por un instante el mundo de los sueños….





viernes, 11 de noviembre de 2011

EL SEMÁFORO

    Era una lluviosa y nublada mañana de noviembre. Era temprano, en aquella intersección los coches se iban apiñando en el semáforo al igual que los nervios contenidos. Muchos y diversos pensamientos, incertidumbres, miedos y angustias quedaban disipados cuando alguien abría las ventanillas de su habitáculo para que entrase algo de aire: era una bocanada de frescura disgregante de reflexiones. Estos pensamientos se movían con el suave viento como en gimnasia rítmica se mueve una cinta bicolor; el nerviosismo lo agitaba; el secretismo más íntimo lo dirigía, loco, sin trazos fijos, pero bailando una danza tan perfecta como lo es el movimiento de los planetas. Por un momento todo quedaba en silencio en aquel semáforo, mientras salía tímida la luz del sol después de aquel eclipse nocturno: era de día.
    Nadie sabía por qué eran tan importantes aquellas inquietudes, todas tan distintas, todas tan personales, todas víctimas de un desarrollo urbano que atormentaba las mentes; que consumía la vida, sin dejar apenas tiempo para el disfrute y la meditación que es lo que realmente nos da sentido. Una sociedad presa del agobio y del deber, cegando con problemas nuestra única vida, nuestra salud ¿acaso dentro de cien años importarán y serán trascendentales todas y cada una de las gotas de sudor en la frente, frías, que brotan a través del aspersor del contratiempo? La locura parece inevitable (en algunos casos); todos, al igual que un globo que se hincha con helio, necesitarán una vía de escape o explotarán, de diversos modos…Se puede decir que realmente vivimos cuatro años, normalmente los más felices y dichosos, que se recuerdan en la infancia; lo primero, porque nos percatamos poco de dónde estamos; lo segundo, porque aún no tenemos obligaciones ni responsabilidades. Nadie nos dirá que cuanto más tiempo pase más difícil será todo, llegándose a complicar de tal manera que a alguno de los conductores de aquél semáforo ganas les darían de bajar del coche, poner una goma en el tubo de escape, dirigirla a la ventanilla y dar exhalaciones de humo, abriendo la boca, como lo hace un pez fuera de su medio: con tal de no enfrentarse a este nuevo día..