Todos tenemos
nuestra casa donde ocultarnos y nuestro jardín donde lucirnos. No sólo para que
nosotros lo veamos bonito; sino para que los demás lo admiren. Buscamos del sol, su energía luminosa: la clorofila lo
ansía y forma la fotosíntesis. Nos fascinamos al ver la hermosura de las
plantas balanceadas por un viento ligero en consonancia con el brillo del sol
descubriendo su encanto: contemplamos la vida.
Nosotros percibimos
el paisaje desde nuestra ventana. ¿Pero que sucedería si un día nos asomamos y
no hay sol? El paisaje sigue ahí, pero oscuro y desnutrido. La
belleza que nos mostraba el sol ahora es imperceptible y despunta nuestra calma
suplicándole al cielo la luz gratuita para poder amamantarnos de sublimidad.
Aguzamos nuestros sentidos
para ver sin la luz, pero cuesta…En lo alto de la casa hay una gárgola que nos
observa girando la cabeza a nuestro paso. El estetoscopio de lo sensible nos
avisa de que las pulsaciones se disparan; las mariposas han sido sustituidas por
pájaros de mal agüero que se posan en las ramas monocromáticas. El arrogante y
travieso destino se frota los ojos frente al cristal que lo refleja: necesita calor.
Y pensamos....
Te esperaré sentado; pues me cansé de hacerlo de pie, esperando también al sol que te
llevaste y al tiempo olvidado invisible sin resplandores. La lluvia ha caído,
la luna ha brillado y en mi jardín oscuro han brotado unas flores negras, en consonancia con el vergel. Igual
de bonito aunque más triste; igual de frondoso aunque no tan
verdoso y con flores a miles…
¿Y quién ha dicho y
por qué que en la oscuridad y en la
tristeza de la noche no puede un jardín crecer? Bello. Flores con lágrimas regadas, bajo el frio calor de la luna llena. Y saldré de la casa para fundirme con las
plantas, creciendo, junto al brotar de mi jardín donde el cantar de la vida fue silenciado por el pausado y vigilante ulular de los búhos.
Y ahora, silban las manos del viento al arrullar las flores de la memoria; y suenan antiguas
canciones con pétalos de sueños esparcidos, sumergidos en la arena de los
relojes, cuando la policromía comenzaba a perder intensidad con los primeros
desengaños.
Se fue el sol sí, pero
salió la luna para mostrar la realidad de manera más sobria y sombría. E
intentando enfocar otra vez y tanteando roer pedazos de felicidad del cepo de
tu jardín, me quedé dormido soñando con lo que no fue….
Y ahora; intentando
ver belleza en la tristeza; intentando ver dulzura en la penumbra: intentaré ver a oscuras. Flores enlutadas de pétalos que quisieron ser alas y no pudieron
volar por las raíces del suelo. Como una mariposa sabiamente infausta que observa su pasado
de oruga colorida e inocente.
Dicen que el color
blanco es la suma de todos los colores y que el negro es la ausencia de color,
pero esta hierba oscura en la que permanezco tumbado, ornamenta y acompaña el olor de la tristeza y belleza de las
flores negras.
Y mi mirar brillará
al observar el encanto que guarda la opacidad, como los ojos del gato que ven
en la oscuridad….