Dentro de su semiinconsciencia,
se sabía señalado….
Marcado por el
dibujo del adoquín del suelo en su mejilla después de la paliza; tocado por la
humillación y degradación; pisoteado por el destino; ribeteado por las huellas
del caucho de las botas militares; elegido y designado por el sorteo del infortunio;
esbozado por la umbría de los barrotes de distintas cárceles; condecorado por
la agonía y el sufrimiento y, tatuado en su pecho con aquel nombre de mujer que
su alma embebía. Por muchos dedos espectrales él se sabía destacado….
¿Y qué le quedaba? ¿Por
qué en tan breve intervalo había cambiado todo? Sólo le quedaba su última reflexión, agarrarse
a su locura y a su nihilismo para que le diera fuerzas para cerrar su adiós. ¿Dios era la solución ?Dios había creado al
hombre (según decían) y el hombre era un asesino (por lo que él veía) entonces
Dios era también un asesino ?O, si permitía esto ¿sería cómplice de asesinato?
¿Le importaba su creación o simplemente observaba como se destruían olvidando
el sufrimiento y despreciando su defectuoso trabajo ?Él siempre había utilizado
más su parte derecha del cerebro ¿por qué estaba ahora usando la izquierda ?No,
Dios no existía y si en algún momento lo había hecho se habría dedicado a otros
mundos, abandonando su juguete roto. Un hombre no sabe que es un asesino hasta
que no mata por primera vez y todas las personas bajo determinadas
circunstancias son capaces de matar, aunque para muchas no sea necesario. Pero, esta gente parecía
disfrutar con ello ¿jugaban a ser Dios en ausencia de éste?
¿Quién decidía la
suerte, el lugar de nacimiento, la época, el momento, las circunstancias? Todo
ello asegura una vida bien distinta. ¿Quién o qué decide por nosotros e influye
en esta decisión? ¿Es una cuestión de actitud o de aptitud?
Él se había sentido
siempre acompañado por la luna, incluso de día. Cuando algo iluminaba su vida
era por luces artificiales o por la luz de una luna en su máximo esplendor que
por mucho que brille nunca lo hará como la luz del día. ¿Pero qué había pasado ?Esto
era demasiado, una estúpida confusión, él ni siquiera era judío. El diálogo no era equiparable; él se
intentaba explicar y la respuesta era un golpe, hasta dejarlo tendido en el
suelo como estaba, sin fuerzas, sin sentir media parte del cuerpo, en aquel largo y eclipsado pasillo que era como su vida.
Rodeado de los barrotes que siempre había tenido de ornamento. Nada era nuevo,
ni siquiera le sorprendía la situación o se sentía extraño. La solución estaba
ahí, al final, donde se fundiría con lo lóbrego, donde le atraía su ser: lo
oscuro llama a lo oscuro, no había suficiente luz para todos. La muerte es
menos dolorosa para los animales nocturnos….
Todo había parecido
cambiar para él, había encontrado el amor e iba a casarse, ella era irradiación
y destello y, durante ese tiempo todo
salía bien. Aquel arrepentimiento repentino, aquellas dudas, aquel desenlace
fatal que nunca hubiera imaginado, igual la noche y el día no debieran casar.
Ella le mató con sus luminosas palabras que traían la ceguera, igual que lo
tenebroso. Ahora no podía pensar en otra cosa, estaba fuera de su situación actual,
ni siquiera le preocupaba, sólo tenía pensamientos para ella; la noche
enamorada del día, quizá por su disparidad. Imaginaba conversaciones con ella
(reales e imaginarias) en la que le decía todo lo que siempre hubiera querido
decirle y ella le escuchaba. Y para despedirse, con el dedo en el suelo, comenzó
a escribir una carta para ella con la que poder limpiarse por dentro. La manera
que mejor creía de pasar los últimos momentos.
Su dedo rasgado por
el roce contra el suelo terroso iba
haciendo que aquella carta imaginaria se escribiera con grabados de sangre, palabras encima de palabras, ilegibles pero
necesarias, que le sacaban de una cárcel exterior en la que no se encontraba.
Cuando pudo poner
aquel punto y final, dos hombres le sacaron del pasillo y le levantaron del
suelo en el que yacía y ,por primera vez, le hablaron en tono amable
indicándole que le llevaban a las duchas…Con los pies arrastrando y casi sin
visión podía observar las miradas de preocupación de aquellas personas hacinadas
en sus cuartos. Él se sentía por encima de todos, si se preocupaban es porque
pensaban que les quedaba alguna esperanza. Él no la tenía porque ella había
muerto y él también. No podían quitarle el traje de la vida ni quitarle de encima la luna
que le robaba ahora los días y las noches…
Comenzó a reírse a carcajadas,
todos le miraban atónitos….
-Estúpidos ¿queréis engañarme? ¿Matarme? Jajajajajajajaja .
Ya estoy muerto !
Y comenzó a aspirar
el cianuro de hidrógeno dando bocanadas como si de aire fresco se tratase, notando
cómo ese aire limpiaba y borraba y cómo arrastraba y se llevaba todos sus estigmas…